jueves, 27 de abril de 2006

Cursos de la UIMP y Universidad de la Vida

El día 22 de mayo cumplí uno de mis sueños: hablar en el Palacio de la Magdalena. El motivo: la boda de mi amiga Sandra. Me pidió que les leyera "algo cortito" y me pequé un rollo de impresión comparando los cursos de la UIMP que duran una semanita, donde conoces a gente de toda España y del mundo, donde hay que decir en la cena "yo nunca he ligado en un curso de verano para ligar" (está empíricamente comprobado que funciona) y donde el intercambio de ideas, visiones, reflexiones y temas (Historia, Literatura, Telecomunicaciones, Diseño...) hace que sea la Universidad de la que me gustaría ser Rectora (otro de mis sueños).

Pues bueno, ya ha salido el programa de los cursos (para Santander y todas las demás sedes) a los que este año NO VOY A PODER IR. ;-( Si todo va bien, por las fechas de mi querido encuentro de Telecos, estaré cardiaca con trámites burrocráticos (14 papeles!!!!) del proceso para ser Doctora. Así que animo a la gente que pasee por este blog a que descubra las maravillas UIMPeras. Les prometo que no se arrepentirán!!! Desde el 99 y por una apuesta con mi amiga Maika a quien le dije que las becas se las daban a las personas con "enchufe" (y que a mí no me la darían) he podido disfrutar de varias becas para asistir a los cursos. Y cuando deje de ser ex-mileurista, precaria, ex-becaria, estaré encantada de pagarme una semanita por allí (o varias), porque ese entorno (geográfico, personal, intelectual) no tiene precio. Si alguien va: que me mantenga informada del curso al que va (y de si las palabras mágicas le han funcionado:-)

Volviendo a mi amiga Sandra. Lo que les quise decir a ella y a su marido Sergio es que "Saber qué es lo fundamental en la vida " no tiene nada que ver con asistir a los cursos de la UIMP y tener cientos de certificados o un Curriculum académico brillante. La persona más sabia en mi vida es mi abuela: Catedrática del sentido común que ha asistido a la Universidad de la Vida. Y les deseé que cada día investigaran, descubrieran y aprendieran algo nuevo de sus vidas internas y de su pareja para no perder nunca la MAGIA DEL AMOR y lograr ser personas sabias cuando llegaran a la edad de mi querida abuela Manoli (a quien no le gusta que le llamen anciana, y desde luego no lo es: es una persona con una mente más joven, creativa, ilusionante y mágica que la de muchos jóvenes adolescentes).

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