lunes, 16 de agosto de 2004

Mi amiga Garbi me ha dicho que la inauguración de los JJ.OO. de Atenas fue espectacular (con presencia arquitectónica de Calatrava y en los fuegos artificiales valencianos).

Me alegro, porque mi amigo Kostas, griego enamorado de su tierra, temía los prejuicios de "los griegos... y vosotros vais a celebrar unas Olimpiadas?". Por eso vino el primer día al curso con la camiseta del triunfo griego en la Eurocopa. Para que viéramos que eran de confianza. Tal vez haya gente que olvide que la civilización moderna, la democracia y la política comenzaron en la pequenha ciudad de atenas (limitada: la ciudadanía y los derechos políticos eran solo para los hombres con recursos).

Ser ciudadano de Atenas y participar en los asuntos públicos era el máximo placer. A quien no tomaba parte en resolver los asuntos de la ciudad (política) le llamaban idiota.

Así que espero que el regreso de los Juegos Olímpicos a la ciudad que les vio nacer (776 aC- 393dC) y renacer (1896-) sea un estímulo para repensar lo que supone el "encuentro" de distintas culturas, religiones, países con una meta común: superarse a sí mismos y ser mejores. El espiritu de "comunidad cívica" comenzó en Grecia. Espero que se recupere a partir de estos Juegos más sentimiento de pertenencia a distintas comunidades todas ellas interdependientes!!!

La filosofía de los juegos iniciales (o los mitos que nos han llegado que hacen que sintamos devoción por Grecia) nos hablan de que las Olimpiadas eran el lugar de encuentro cuatrianual de ciudadanos-participantes de todos los lugares de Grecia. Su recompensa: una rama de olivo y el regreso triunfal a sus ciudades.

Pero lo más importante eran los valores olímpicos en sí que daban un valor especial a los juegos: competición noble y el esfuerzo por tener en equilibro el cuerpo, el alma y la mente en equilibrio. Este lema ha dado lugar a companhias de calzado como ASICS que utilizan en latin el "Anima Sana In Corpore Sano". Vamos, que si ponerse esas zapatillas tiene que ser como subir al Olimpo (donde dicen que viven los dioses pegándose una vidorra de impresión y haciendo la vida imposible a los mortales y donde hace poco subió el equipo griego al ganar la Eurocopa -nuevamente gracias al espíritu de "equipo" y de "comunidad").

Otro lema de los Juegos es Citius, Altius, Fortius. Los atletas más rápidos, más altos y más fuertes, serán los que ganen los premios. Sin embargo, en la Antigua Grecia, solo los ciudadanos (hombres con recursos) tenían el honor de participar en este festival estupendo. Y en la actualidad, como nos comenta Intermón Oxfam miles de personas confeccionan la ropa y el calzado de esos deportistas, y no recibirán nada a cambio, aunque trabajen más tiempo, más deprisa y más barato ( Longius, Citius, Parvius).

Mi propuesta para la sociedad del siglo XXI es que tenemos que ser más solidarios (solidarius), más comunidad (comunitarius) y trabajar en red (enredadus) para tratar de hacer que las injusticias en este mundo sean menos, o que por lo menos, mi persona (conscientemente) no forme parte de ellas. Aunque es muy difícil ser consciente y coherente. (Mi latín es caserus. Le questionaré a mi amicae Yolandae per la traductio oficialis).

Podremos alcanzar metas personales, superarnos, autorrealizarnos y alcanzar el Olimpo. Pero si olvidamos que somos personas que debemos gran parte de los que somos a otras muchas que ni siquiera conocemos (ninhas y ninhos que hacen las zapatillas ASICS que no tienen ni las necesidades de alimento ni de seguridad cubiertas) olvidamos la gran Olimpiada de la vida: la felicidad de toda la humanidad.

Los Juegos Olímpicos son una oportunidad de oro, plata y bronce para descubrir que una persona de la otra punta del globo es igual de diferente que otra. Que lo único que les hace idénticos es su afán de superación personal para lograr la felicidad. Oportunidad de superación que muchas personas que no participan en Olimpiadas televisadas tienen que afrontar cada día: cómo dar de comer a sus hijos, cómo llegar a fin de mes, cómo educar a sus hijos en un entorno de complejidad, dónde encontrar un trabajo o una vivienda "digna" en la que vivir y formar una familia. Esas personas también son atletas incansables en la carrera más importante que es su vida. Éstas merecen mucho más mi respeto y admiración.

Aunque estoy segura de que todos los atletas que desde la cuna han tenido que sacrificarse por superarse a sí mismos tienen más camino andado en esto de afrontar retos diarios y mejorar cada día su rendimiento. La vida es mucho más que golpear una pelota. Tal vez se aproxime más al marathón o a una etapa ciclista de alta montanha por equipos. Pero la vida es una prueba larga de resistencia (si se ve desde la óptica del esfuerzo: hacer el Test de Cúper es eterno) y de corta, muy corta duración (si nos ponemos a recordar las verdaderas historias de amor). Así que mejor que nuestra vida sea una prueba de nivel medio (petanca?) ya que esto de entrenar cada día es bantante duro.

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