jueves, 15 de julio de 2004

He venido paseando un rato hasta la Uni por estos parajes preciosos de Konstanz. Hoy, desde hace dos semanas, ha sido un día perfecto, sin nubes. Todo sol y calorcito.

He estado celebrando con mis compis de piso mi cumple que fue ayer. Y tengo que confesar que en Konstanz me he aficionado definitivamente al Lambrusco (lo siento por el Rioja o el Txakolí). Además no sé si es porque estamos cerca de Italia, los precios del Lambrusco en el mercado son asequibles para alguien como yo.

El menú ha sido sencillísimo: Variedad_innovadora de tortilla de patatas y Goxua de postre... Con el Goxua causamos furor mi amiga Iera y yo el anho pasado en Essex, así que he repetido.

Estos días he recibido muchísimos regalos. Todos ellos se llamaban “amistad”. Creo que la amistad es el mejor regalo que se le puede hacer a una persona:
-No hay que esperar colas en las tiendas para conseguirlo
-No hay que esperar a una fecha señalada para entregarlo
-No tenemos que pensar qué regalar (somos el regalo),
-No se seca ni caduca (si se “riega bien” sobre los pilares del respeto, la sinceridad y la confianza)
-No tiene precio (pero su valor es incalculable)
-No se acaba, sino que crece más cuando te entregas más
-No pide nada a cambio (sólo un abrazo, una sonrisa, un “gracias”, un “lo siento” o unas palabras de cariño).


Tiene un problema: que no es algo “material” que puedas encontrar en un catálogo comercial, ni enviarlo por mensajería para que se lo entreguen a tu amig@ en su domicilio. Requiere de nuestra presencia (cara a cara, telefónica, virtual) y de estar cerca para compartir alegrías y problemas. Gracias a todas las personas que comparten su amistad conmigo!!!

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